Consecuencias y cuidados frente a una experiencia traumática

De tanto en tanto un terremoto sacude a Japón. Esto explica en parte la cultura de prevención y la preparación para reaccionar frente a los desastres naturales que aquí existe. Pero, en general, ha existido menos conciencia respecto a las consecuencias que una catástrofe tiene sobre la salud mental.

A veces, algunas personas tienen una experiencia abrumadora, que provoca la sensación de que se pierde el control y en las que sienten que su vida se ve amenazada. A este tipo de vivencias le denominamos experiencias traumáticas. Como mencionaba, un terremoto puede ser una experiencia traumática, pero igualmente puede serlo un accidente en automóvil, la muerte inesperada de una persona amada, un asalto, haber sido agredido o haber observado una agresión.

Durante los días que siguen a una experiencia traumática es frecuente que las personas sientan algunos malestares psicológicos, como ansiedad, por ejemplo. Aunque la mayoría de las personas, con el tiempo superan estas experiencias, en algunas se desencadenan reacciones molestas que pueden perdurar. Si ha pasado más de un mes desde el evento traumático y una persona sigue perturbada, o si comienza a sentirse alterada por la experiencia, es posible que esté experimentando lo que se conoce como trastorno de estrés post-traumático (de forma abreviada se utilizan las siglas “TEPT”). Estudios en diversos países han estimado entre un 1% y un 9% de la población ha padecido un TEPT alguna vez en la vida.

Los síntomas del TEPT son variados, pero pueden agruparse en cuatro categorías: re-experiencia del evento traumático (ejemplo: recuerdos angustiantes de lo sucedido); evitación (ejemplo: mantenerse lejos de lugares o personas que hace recordar la experiencia); hiper-activación (ejemplo: dificultades para quedarse dormido y/o mantener el sueño); y, cambios negativos en el pensamiento y ánimo (ejemplo: ánimo depresivo).

Un médico o un profesional de la salud mental pueden evaluar si estás sufriendo un TEPT. Es importante saber que el TEPT puede tratarse. Existe evidencia científica de qué tratamientos efectivamente facilitan, en la mayoría de los casos, una pronta recuperación. En Kobe, el Instituto de Hyogo para el Stress Traumático ofrece ayuda psicológica en japonés e inglés: http://www.j-hits.org/

Si bien es importante buscar ayuda profesional cuando padeces un TEPT, también cada uno puede contribuir a su propio auto-cuidado; algunas recomendaciones son:

  • Progresiva pero regularmente debes ir exponiéndote a las situaciones que te recuerdan el trauma. Si sientes que se te hace muy difícil, puedes comenzar imaginándote la situación traumática. Incluso esto puede ser angustiante, a tal punto que es común que la gente evite permanentemente los recuerdos estresantes. Sin embargo, la exposición progresiva y prolongada es fundamental porque permite que se desactive la respuesta automática de temor frente a una situación que ya no es peligrosa. Un profesional de la salud mental puede facilitar este proceso.
  • Identifica los pensamientos negativos que aparecieron luego del evento traumático. Intenta detener esa forma de pensar y sustituye esa negatividad por pensamientos que destaquen los recursos que dispones y que te hacen sentir seguro.
  • Aprende a relajarte de formas saludables. Puedes relajarte haciendo ejercicio físico de baja o moderada intensidad; practicando un pasatiempo; haciendo yoga o meditación; y, compartiendo sanamente con otras personas, por ejemplo.
  • Habla sobre lo ocurrido con alguien de confianza, un pariente o un amigo/a cercano/a. Hablar con alguien de confianza y que se preocupa por ti, te servirá para desahogarte y para ayudarte a comprender lo ocurrido.
  • Mantén la relación con las personas cercanas, familia y amigos. La presencia y apoyo de otras personas es importante para tu recuperación. ¡No te aísles!
  • No consumas alcohol. Algunas personas intentan evadirse consumiendo alcohol, pero con el consumo excesivo se corre el riesgo de que tus problemas se compliquen y que surjan otros.
  • No te auto-mediques.
  • Mantén una dieta saludable y haz todas tus comidas en los horarios que acostumbras. Mantente hidratado.
  • Si tienes problemas para dormir en la noche, evita las siestas y desconéctate del computador o del teléfono un par de horas antes de cuando deseas dormirte.

Ten presente que incluso las experiencias traumáticas pueden dejar enseñanzas para tu vida. Aprovecha esta situación adversa para reconocer lo positivo: la importancia y apoyo de tus personas cercanas; la protección que te entrega tu hogar; alguien inesperado en quien encuentras apoyo; tu fortaleza al haber sobrevivido a esta situación; el valor del tiempo; ideas y proyectos que quieres hacer y no has comenzado aun; disfruta el día, tu barrio y aspectos valiosos de tu cotidianeidad que, tal vez, has dado por sentados.

— Este texto fue publicado originalmente para la Revista Latin-a, de Comunidad Latina de Hyogo. Septiembre, 2018, Año 12, pg. 10.  — Ver aquí >

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