En un artículo anterior daba algunas recomendaciones a los padres para apoyar el desarrollo autónomo de sus hijos. Allí hice una mención de la gradualidad en el aprendizaje, idea que desarrollaré un poco más en el artículo de hoy.
Lev Vygotsky fue un psicólogo ruso que hizo relevantes aportes a la educación. La “zona del desarrollo próximo” es uno de sus conceptos más influyentes. En un intento por explicar este concepto diría que se refiere a lo que una persona sabe hacer y a lo que potencialmente puede hacer con la ayuda de un instructor experimentado.
Consideremos a un niño que, a partir de sus aprendizajes previos, es capaz de resolver un problema o ejecutar con destreza un cierto ejercicio. En muchas situaciones, el niño no puede seguir aprendiendo por sí mismo o progresa lentamente. El niño está próximo a un nuevo aprendizaje, pero necesita la guía de alguien con mayor destreza. Con ayuda, demostración y estímulo, el niño alcanza un nuevo nivel y, entonces, se pueden introducir nuevas exigencias de aprendizaje. A esta estrategia se le conoce como andamiaje del aprendizaje.
El andamiaje consiste en diseñar la enseñanza para que sea gradual, para que el aprendiz reciba ayuda y exigencias que estén un poco por encima de lo que sabe. Es como un padre que va un peldaño delante de su hijo y, le extiende la mano para que suba, y luego repiten el movimiento hasta que suben la escalera. Al repetirlo varias veces el niño adquiere confianza y destreza y ya no necesita la mano de su padre para subir.
Por supuesto es muy importante tener en cuenta lo siguiente. Primero, que el niño debe estar lo suficientemente desarrollado físicamente, incluyendo, obviamente, su desarrollo cerebral. No se debería esperar que un bebé de 6 meses camine. Hay ciertos rangos esperados de maduración, pero no todos los niños van madurando exactamente a la misma edad. Segundo, es necesario que el niño haya aprendido bien en un nivel antes de llevarlo a otro nivel de mayor exigencia. Ambos requerimientos implican que el padre, el adulto o el educador conozca bien a sus niños; que esté cerca, que los observe; que haga una estimación informada de las capacidades y del potencial de los niños; que evalúe el progreso de los niños, así como sus propias estrategias de enseñanza.
Porque, incluso, puede llegar a ser perjudicial exigir demasiado a un niño que todavía no ha alcanzado el nivel de madurez requerido. Y pedirle algo que está muy por encima de sus capacidades puede generar frustración y animosidad. Por lo tanto, es muy importante esta tríada: observación – exigencia – gradualidad.
A modo de ejemplo de lo exitosos que pueden ser estos principios del aprendizaje analicemos los videojuegos. Muchos de los videojuegos modernos tienen, primero, una etapa para aprender los controles. Luego hay una etapa de baja exigencia. Solo una vez que se supera un cierto nivel se puede acceder a un nivel de mayor exigencia. Incluso, los juegos más modernos incorporan inteligencia artificial que les permite aprender y ajustar automáticamente el nivel del juego a la destreza del jugador. Estos principios explican, en parte, porque los videojuegos son tan atractivos para los jóvenes.
Pero estas ideas no se aplican solo a los niños, también sirven para los adultos. Los inmigrantes en Japón se benefician si aprenden el idioma. Para los más jóvenes, la inmersión en el idioma, la plasticidad cerebral y la capacidad innata para aprender un lenguaje permite que, en general, aprendan a un buen ritmo. Pero, quienes hemos llegado adultos, tenemos que luchar con el aprendizaje del idioma. En estos casos, por ejemplo, cuando las personas se inscriben en un curso para aprender el idioma, es muy importante ubicarse en el nivel que le corresponde y avanzar al siguiente cuando se ha dominado la mayoría de lo abarcado en el nivel actual.
Un elemento central en el aprendizaje son las emociones. Si una persona se encuentra en una situación de aprendizaje donde la frustración es predominante, es muy probable que se genere una animadversión a esa experiencia y se le evite. Por el contrario, si experimentamos cierto nivel de competencia y desafíos graduales entramos en una zona de aprendizaje que podemos disfrutar.
Este Artículo fue originalmente publicado en
la edición de Mayo del 2019 de Revista Latin-a, Japón.
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